lunes, 2 de diciembre de 2013

ARTILUGIOS PREVIOS A LA INVENCIÓN DEL CINE

El cine es una forma de entretenimiento que, como práctica social, tuvo sus primeros antecedentes en algunos espectáculos que fueron muy populares a finales del siglo XVIII y principios del XIX. El teatro de sombras hizo furor en la corte francesa de Versalles hacia 1772 y el Panorama – paisajes pintados sobre tela semitransparente, iluminados y con ilusión de movimiento- fascinó al público en teatros europeos como el llamado Diorama de Louis-Jacques-Mandé Daguerre, también inventor del daguerrotipo. Estas atracciones se sumaron a la tecnología y usos de la caja obscura, la linterna mágica y, posteriormente, de la fotografía como condiciones necesarias para el desarrollo de la cinematografía a finales del XIX.  

Anteriormente, era posible deleitarse con imágenes en movimiento mediante juguetes y artilugios ópticos que basaban su funcionamiento en el supuesto fenómeno de la persistencia retiniana o de la visión. Este fenómeno planteaba, de acuerdo a las teorías de la época, que una imagen “permanecía”  en el ojo una fracción mínima de tiempo, la necesaria para crear una percepción de movimiento aparente mediante la sucesión de imágenes estáticas.  El primero de estos recursos fue posiblemente el Taumatropo (1825), un sencillo juguete consistente de un círculo cortado de cartón con una imagen pintada a cada lado que al girar sobre su eje creaba la ilusión de combinar ambos. Posteriormente surgieron otros aparatos como el Fenaquitoscopio (1829), el Zootropo (1834) y el Praxinoscopio (1877), todos sustentados por este mismo principio.


Dos pioneros anticiparon la cinematografía a partir de la toma de fotografías secuenciales del movimiento. El primero fue Eadweard James Muybridge quien en 1897 publicó sus series de animales y personas captadas en locomoción. Étienne Jules Marey, por su parte, desarrolló la cronofotografía y los principios de la primera cámara portable. En ambos lados del Atlántico se desarrollaban ávidamente invenciones que llevarían en última instancia a la experiencia del cine tal como lo conocemos actualmente: Louis Aimé Augustin Le Prince filmaría la primera película conocida en 1888, Thomas Alva Edison patentaría el cinetoscopio en 1889 y los hermanos Lumière inventarían el cinematógrafo y filmarían sus primeras películas a partir de 1895.

El invento no tardaría mucho en llegar a tierras mexicanas: en 1896 Claude Ferdinand Bon Berbard y Gabriel Veyre, fueron enviados por los hermanos Lumière para mostrar al presidente Porfirio Díaz el cinematógrafo. Como resultado, filmaron la primera película en nuestro país con el título El presidente de la República paseando a caballo en el Bosque de Chapultepec. El cine había recorrido un largo camino desde las sombras chinescas y los juguetes ópticos hasta la proyección de imágenes en movimiento y la narrativa argumental.


Con esta entrada doy por terminada la serie destinada a comentar las cuatro sesiones de mi curso en el Museo Arocena acerca de las grandes revoluciones técnicas en la reproducción y la recepción de la imagen entre los años de 1789 a 1890.  

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