viernes, 19 de marzo de 2010

INTERPRETANDO LA HISTORIA DESDE EL NORTE DE MÉXICO (Parte 1 de 3)


En esta entrada quiero ponerlos al tanto del proyecto museístico que me ha mantenido un poco alejada de este blog: la Casa Histórica Arocena.

Como antecedente a esto y para mejor comprender la magnitud del asunto, quiero comentarles cómo en los últimos cinco años, la Fundación E. Arocena –una asociación civil, de interés cultural, no lucrativa- ha sido ejemplo de liderazgo en el sector cultural debido en gran parte, al rescate y rehabilitación de tres importantes edificios históricos en el primer cuadro de la ciudad de Torreón, Coahuila.

El primer inmueble en ser recuperado fue el Casino de La Laguna, construido en 1910, y que estuviera en el abandono desde la década de los ochenta. En ese enclave, la Fundación inauguró en agosto del 2006 el Museo Arocena, un museo de arte e historia, el cual exhibe una magnífica colección centrada en el arte y las artes decorativas de México, Oriente y Europa.

Posteriormente se intervino el Edificio Arocena, un inmueble contiguo al anterior, con tres pisos construidos y una historia que data desde 1920. Aquí se abrió el 5 de marzo pasado y después de más de dos años de trabajo, el Museo Casa Histórica Arocena.

En la actualidad, la Fundación E. Arocena está llevando a cabo la restauración del antiguo Banco Chino (1907) también conocido como Edificio Russek, ubicado en la misma manzana que los anteriores, frente a la Plaza de Armas.

Cuando esta última etapa del proyecto sea concretada, la Fundación E. Arocena ofrecerá más de mil metros cuadrados de exhibición y demás servicios culturales; consolidándose así, como una de las instituciones líderes en la protección del patrimonio cultural en nuestro país.
Como pueden ver, ¡hemos estado muy ocupados! Pero ahora sólo vamos a hablar de este nuevo museo casa histórica. Veamos...


MISIÓN/VISIÓN

La Casa Histórica Arocena está ubicada en el tercer nivel del edificio del mismo nombre. Éste es actualmente un espacio museístico destinado a la interpretación de los fenómenos relacionados a la economía y la movilidad social en la ciudad de Torreón y la Comarca Lagunera durante el periodo comprendido entre los años de 1919 y 1936.

El hilo conductor de esta historia es la familia Arocena, de origen vasco, quienes emigraron a México y se asentaron en La Laguna hacia finales del siglo XIX. En esta región se dedicaron a la agricultura, prosperando particularmente en la producción algodonera, materia prima que cultivaban en grandes extensiones agrícolas.

El paréntesis temporal del guión museológico se establece a partir del inicio de la construcción del Edificio Arocena en 1919 -año que coincide con la muerte de Rafael Arocena, quien comisionó la edificación- y cierra en 1936, cuando el nuevo esquema de propiedad agraria implantado durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas transformaría para siempre el modelo de hacienda.

Es importante señalar que durante ese periodo, de 1920 a 1936, la familia Arocena ocupó el Edificio como casa habitación y centro de negocios indistintamente, lo que nos indica una importante inclinación a mantener sus responsabilidades empresariales lo más cercanas posibles a su vida familiar.

La localización privilegiada de este inmueble y el escaso tiempo en que fue construido –tan solo un año-, hacen pensar en la importante reserva de capital y mano de obra disponibles. Su peculiar estilo arquitectónico, ecléctico y señorial, la distinguen de cualquier otro edificio vernáculo mexicano.

El mobiliario, las obras de arte y los objetos decorativos que encontramos en su interior reflejan el sofisticado gusto cosmopolita de sus ocupantes, y son muestra de su destacado interés en la compra de antigüedades y objetos devocionales. En contraste, la justeza decorativa en cada habitación también nos habla de un gran sentido pragmático y enorme vocación de trabajo.

Ambas son características que todavía pueden identificarse hasta el día de hoy con los habitantes de esta región noreste del país: gente de carácter recio, netamente emprendedor, y que sabían vivir con sencillez aún en la opulencia.

En la próxima entrada, exploraremos este paradigma del empresario norteño, modelo que nos ayudará a comprender de mejor manera la existencia de un edificio de la magnitud del Arocena, así como orientarnos en la historia de la ciudad de Torreón en la década de los veinte, una época que hasta ahora sigue siendo identificada como de gran auge urbanístico y crecimiento económico en la región.

Fotografía: Edificio Arocena, ca. 1920
Archivo Municipal de Torreón
Serie Beatriz González Montemayor (BGM)

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