martes, 17 de febrero de 2009

SINFÓNICA DE LA JUVENTUD VENEZOLANA

El pasado domingo el presidente Hugo Chávez recibió el sí en el referendo para votar la enmienda constitucional que le permitirá candidatearse a la presidencia hacia el 2012. Exactamente una semana antes, el presidente asistía en Caracas al concierto que ofreció la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar (SJVSB) en conmemoración al 34 aniversario de El Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela. Una vez más, la SJVSB acompañaba con diplomática dignidad los vaivenes políticos de su país.
Coincidentemente, durante estos días me había dedicado a escuchar la más reciente grabación en vivo de la Sinfónica de la Juventud. El CD se editó en Alemania bajo el campechano título de Fiesta, tal vez en un extraño afán mercadotécnico por llegar al público de habla no hispana. El álbum contiene un programa de compositores latinoamericanos como los mexicanos Silvestre Revueltas y Arturo Márquez que, en la interpretación de la Sinfónica, adquieren renovada fuerza y profundidad. De hecho mientras escuchaba Danzón No.2 por décima vez pensaba cómo era posible que la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar fuera tan increíblemente buena y que además le gustara tanto al presidente Chávez.
Al menos la recientemente ganada popularidad de la Sinfónica puede apuntarse a la incorporación de Gustavo Dudamel como su director artístico y musical. El director nació en las profundidades de la provincia venezolana en 1981, iniciándose en el violín a los cuatro años de edad. Posteriormente se formó musicalmente como muchos niños de su país: en El Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela. Su carrera despegó tiempo después cuando a los 23 años fue premiado en el Concurso de Dirección Gustav Mahler de Bamberg con Fuga de un pajarillo (1990) de Aldemaro Romero, un compositor también venezolano.
Aquel niño que aprendió a tocar el violín en 1985 es ahora toda una estrella pop bolivariana que se codea con el Papa Benedicto XVI y el Príncipe de Asturias. Con el primero se le pudo ver amenizando su cumpleaños en el Vaticano, en tanto que del segundo recibió el premio que lleva su nombre. Como buen personaje mediático, en ocasiones el joven Dudamel conduce la Sinfónica vestido con una inexplicable chamarra en los colores de la bandera venezolana y peinado a la Bisbal. En fin, que la historia de éxito del carismático Dudamel ha servido tanto para atraer la atención hacia El Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, como para acarrear alguna publicidad positiva al gobierno de Hugo Chávez.
En su página oficial,[1] El Sistema de Orquestas consigna su misión como una obra social del Estado Venezolano consagrada al rescate pedagógico, ocupacional y ético de la infancia y la juventud, mediante la instrucción y la práctica colectiva de la música, dedicada a la capacitación, prevención y recuperación de los grupos más vulnerables del país, tanto por sus características etáreas (sic) como por su situación socioeconómica. El Sistema está conformado por una serie de células educativas y administrativas llamadas Núcleos, que operan en ciudades y pueblos de todos los estados de la República Bolivariana de Venezuela, integrando una compleja y sistemática red que abarca más de 150 orquestas juveniles y 70 orquestas infantiles. De acuerdo a sus propias cifras, en la actualidad existen 180 Núcleos que atienden a 350.000 niños y jóvenes, una cantidad nada despreciable de futuros concertistas y directores.
Sin embargo, este modelo de gestión cultural no fue creado íntegramente por iniciativa del gobierno del presidente Chávez, sino que surgió en 1975 a partir de la promoción iniciada por su fundador, el músico José Antonio Abreu. El maestro Abreu aún continúa al frente de El Sistema y de manera bastante sorprendente, ha logrado convencer a todos los gobiernos que han pasado antes de Chávez y a Chávez, de que el aprendizaje musical a la manera de la disciplina clásica es un factor de desarrollo social y económico en el que vale la pena invertir. Seguramente el presidente se dejó seducir por los beneficios que el conjunto de orquestas y coros dependientes de El Sistema han aportado a su imagen pública como mecenas de las artes. Nada malo en ser visto como promotor de la educación musical ¿o sí? Mientras no cante El Rey o La cucaracha
Fuera de toda consideración política, La Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar y su director, Gustavo Dudamel son excelentes músicos e intérpretes que han logrado ganarse el respeto y el entusiasmo de sus seguidores (donde yo me incluyo). Les dejo dos links: el primero es el corto del documental titulado Promise of Music,[2] sobre El Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela y que fue recientemente producido en 2008 por la Deutsche Welle – TV. El segundo link es la SJVSB interpretando con mucho salero y sabor Mambo de Leonard Bernstein en el Royal Albert Hall [3] con todo y chamarra tricolor ¡Qué chévere!




[1] http://www.fesnojiv.gob.ve/
[2] http://www.promise-of-music.com/eng/videos.html
[3] http://www.youtube.com/watch?v=WWs9G-c_pcs

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